El domingo me desperté mucho mejor después de dormir unas 14 horas… Una vez fichado y arreglado, nos dirigimos al Benaroya Hall en el Downtown para asistir a un dúo de flauta y piano. Este era un día especial de puertas abiertas como celebración del día de la música y permiti`a a los asistentes la entrada en cualquiera de los pequeños conciertos que se iban desarrollando en cada una de las salas.
Ya terminado este, tomamos un tren subterráneo que nos condujo hasta la misma entrada del gigantesco estadio.
El cambio de ambiente fue totalmente desorbitado: pasar de un concierto de dúo de música impresionista a la música a máximo volumen y los gritos de euforia.